sábado, 17 de agosto de 2013

El problema no son las señales, si no el significado que le damos

Hay algo muy curioso que mencionó mi profesor de Filosofía en una clase: No existe la comunicación. ¿Por qué entonces le ponemos teoría y estudiamos algo que no existe?

Entonces también estaba la duda de por qué no existe la comunicación, y nos dijo que hacemos como que nos comunicamos porque lo que decimos al prójimo no es interpretado como nosotros deseamos.

La gente no se ofende con lo que decimos, si no que lo que interpretan de lo que decimos.

Últimamente me han dicho que la comunicación no sólo está en lo que dices, si no también en como actuamos, como nos movemos, como nos vestimos e incluso en los gestos que hacemos.

Pero el problema sigue radicando en que los demás hacen una interpretación "errónea" de lo que tratamos de decir y con lo que olvidamos.

Al parecer, se dice más con lo que no hacemos que con lo que hacemos.

Y nos ofendemos tan fácilmente que nos convertimos en ciudades amuralladas que no dejan pasar a la comunicación, a las palabras, a las disculpas...

No sé si es cuestión de nuestro ego, de nuestros sentimientos negativos,nuestra crianza, nuestro orgullo, o simplemente somos demasiado idiotas y primitivos, e incluso ruidosos, como para poder escuchar "de verdad" y poder percibir las cosas.

Todos tenemos algo de incomprendidos, nadie nos entiende porque no accedemos a entender a los demás, ¿Seguirá esto hasta que sea el fin de la comunicación, de las palabras, de los sentimientos?

El cerrarnos en nuestro mundo, en nuestra razón, en nuestra ideología nos convierte en una bomba nuclear que arrasa con todo signo vital de relaciones humanas a nuestro alrededor.

Nos volvemos mudos y sordos a voluntad, dado a que callamos lo que sentimos y lo que pensamos, y porque nos negamos a escuchar lo que piensan y sienten los demás.

Hay algo que siempre he pensado y quizá tenga razón (Quizá me equivoque), pero, todos tenemos algo de maldad en nuestro interior, el nivel que tengamos de ella ya está en nosotros decidir cuánto es.

¿Por qué tenemos esa incapacidad de hablar y de escuchar? Ante los gritos y las peleas se apaga nuestra voz y ante las preguntas se apagan nuestros oídos.

Nos cerramos para no salir lastimados y aquello se traduce en más dolor. Ya no hay relaciones sanas (De ningún tipo) creemos que si se olvida hacer algo se hace con la intención de molestar, si no decimos algo es porque es parte de ese complot para destruirnos. ¿Es que acaso todos nos vemos como enemigos? ¿Incluso en la propia familia?

Cada día termino más decepcionada de escuchar lo que escucho y de no decir lo que pienso (Sé que hablo demasiado, pero a veces creo que no digo la verdad).

Nos estamos destruyendo poco a poco.

Hasta la próxima.-