miércoles, 6 de diciembre de 2017

El pedestal

Hace tiempo que deseo escribir esta entrada, que más que la declaración de una lección de vida aprendida, es un desahogo de diversas cavilaciones que han rondado por mi cabeza este último año, sino es que desde siempre y apenas le he tomado la importancia necesaria.

Todo el mundo me pone en un pedestal.

Y sí, lo escribo como una afirmación más que como una teoría, ¿Por qué? Porque en el trayecto de mi vida, he escuchado comentarios positivos como: "Es que a ti te va bien porque eres inteligente, a ti nada se te dificulta, es que eres muy habilidosa, pues es que sabes todo te va a ir súper bien en la vida, ¡Ah, pero tú porque eres un genio!, Es que tú todo lo sabes, eres hiper chingona nada te supone un problema.

Y negativos: "Es que se cree mucho porque le contesta todo bien a los profesores, es bien egoísta porque ella no tiene problema con ello, no se preocupa por los demás, es una creída, es egolatra, es una persona manipuladora, ¡Es que ella es muy estresante!, ¿Melina mecha corta? ¡NO TIENE NI MECHA!, Temperamental, dramática, no es empática, a Melina le valen madre los demás, ella crítica a medio mundo.

Todos, y cada uno ha puesto un halo de misterio y escándalo en la percepción que tienen de mí, ¿Y saben qué? Nadie, absolutamente nadie se ha acercado a la verdadera esencia de mi persona. Ni siquiera yo misma he distinguido quién soy yo verdaderamente a mis 24 años.

De lo que sí tengo certeza es que un gran porcentaje de los comentarios no son ciertos, considerando todos, inclusive los positivos.

Algunos piensan que soy una persona muy tierna, quizá un poco debido a mi aspecto físico, y la verdad es que no lo soy: Soy una persona muy fría, un tanto lógica, a pesar de mi carácter sentimental, no soy de las personas que constantemente están preguntando cómo está uno, porque lo considero como una intromisión y una alteración a la rutina de los demás. Pero sí debo de admitir que mi lado cariñoso es una dulzura comparado a mi persona un tanto mezquina.

A decir verdad, mi forma de querer (en todos los aspectos: romántico, amistoso, familiar) no pertenece al imaginario común, pero eso no significa que sea necesariamente una maldita, como lo expresan la mayoría del tiempo.

Tampoco lo sé todo, ignoro muchas, ¡Demasiadas!, cosas, la mayoría del tiempo en términos de un día común de 24 horas, paso alrededor de 20 horas pensando que soy tonta, no, tonta no, ¡Pendejísima! Y el hecho de que gran parte del tiempo la gente piensa en que soy lista y que exprese que confía en mi criterio; sólo agrava el síntoma.

Me da un muy, pero muy estrecho margen de error, mentalmente hablando. Suena estúpido pero por favor: No crean en mí, no depositen su fe en mí. La presión de "saberlo todo" es imposible, es nefasta. Y las expectativas que la gente tiene en mí día con día las he alimentado con decepción y mediocridad. No he logrado nada, soy una fracasada.

¡Se los juro! Sólo comparen un rato sus vidas con la mía, tienen más éxito en sus vidas que yo en la mía.

Hay personas que proclaman que más bien tengo una tendencia peligrosa y adictiva a hacerme la víctima, no es así, pero después de tantos años, uno tiende a creer más fácilmente en lo malo que en lo bueno que hay en uno.

Y año con año, es así como confirmo que el pedestal, bueno y malo, en el que me tiene, día a día va reduciendo mi margen de acción. Malgastando la fe de la gente que me quiere, despreciando la buena creencia que la gente tiene en mí.

No soy perfecta, y esa es una verdad universal para todos los seres humanos, pero soy de los humanos a los que les aterra a sobremanera el concepto de perfección.

No crean en mí, se los juro, a todos y a cada uno los he decepcionado de una y/o mil maneras diferentes.