miércoles, 11 de marzo de 2020

Silencio

Estuve pensando mucho en hacer esta entrada, más que nada por el hecho de que aunque he hablado esto de manera abierta, esto es más público, más abierto y sobre todo, más duradero.

Pero, viendo los actos tan valientes de varias mujeres, heme aquí escribiendo esto. Esta es la historia de cómo he minimizado el acoso desde que tengo memoria y cómo me hice cómplice del silencio, dándome cuenta que he corrido con demasiada, a falta de mejor eufemismo, suerte de que lo que me pasó pudo haber sido mucho peor.

Pero no por eso debí haberlo permitido.
Tenía 16 años cuando fuí acosada por primera vez, mi hermana y yo íbamos a casa de una amiga y un tipo en bicicleta me dijo una serie de obsenidades sobre mis pechos. Me sentí asustada e impotente, pero no respondí.

Tenía 17 años, cuando en bachillerato empezaron a esparcir rumores de que era un tal por cual porque era amiga de uno de los chicos más guapos de la escuela. Tenía 18 años cuando este chico al que consideraba mi mejor amigo me invitó a su casa a "pasar por unas cosas", sentí tanto miedo que me quedé afuera de su casa, pero me hizo entrar; pensé que platicaríamos de cómo nos estaba yendo y de repente agarró mi mano para colocarla en su entrepierna...

Omitiré lo que me orilló hacer pero, es que en estas situaciones, a veces el miedo convierte tu sangre en cemento y tu mente en piedra. No olvidaré lo último que me dijo "Nadie tiene porqué obligarte hacer algo con lo que te sientas incómoda, siempre haz lo que permitas hacer" (¡Ja! Fue un gran chiste)

Cuando entré a la universidad este mismo chico me espiaba en mi facultad o me esperaba en la entrada del campus (luego de eso se escondía). Agradezco en verdad el apoyo de los compañeros y amigos que jamás me dejaron sola y me acompañaban a clases y a la parada del camión en esa época.


Mi madre no supo de esto hasta el año pasado, cuando un amigo me dió la fuerza y el apoyo para poder contárselo. También se lo conté a mi mejor amiga de años, cuál fue mi sorpresa que el mismo tipo había acosado a otra amiga suya. 

Tenía 21 años cuando otro amigo de la prepa comenzó decirme obsenidades sobre su pene cuando simplemente estábamos hablando sobre el calor... Ayer descubrí que le hizo cosas peores a compañeras suyas de la universidad. 

Y actualmente, hay un vecino que me acosa, vigila cuando voy a la tienda para salir y entrar "casualmente" a verme. Siempre tengo ir acompañada de mi madre o mi hermano.

¿Lo peor de todo esto? Ha llegado un punto en que todo esto lo ví normal, el daño que me han hecho consideré todo este tiempo que me lo merecía. Me he desprendido de todo valor y hoy, viendo todo el ruido que se está haciendo, las mujeres que han dicho Ni una más es por eso que ya no quiero quedarme en silencio.

Soy Melina Gozo Avila, tengo 26 años, fuí agredida sexualmente a los 18, he sido acosada toda mi vida, sigo teniendo miedo, pero el silencio ya no es opción.




lunes, 2 de marzo de 2020

Catarsis (y un poco de autorrealización)

Ya perdí la cuenta de los meses, de las semanas, de los días, de las horas, de los minutos y  de los segundos. El tiempo hace mucho que dejó de ser tiempo, porque en cada tic y en cada toc pienso en él... 

Una persona normal podría decir que es una obsesión (y quizá estén en lo correcto), pero yo prefiero llamarlo un (muy largo) examen de consciencia, ya que sigo analizando cada cosa buena que hice y cada error que cometí. A veces me arrepiento de todo lo que hice y la mayoría del tiempo sólo me arrepiento de lo errores.

No lo voy a negar: Estoy (no muy sanamente) enamorada de él, pero también sé que este sentimiento estaba condenado al fracaso desde antes de nacer. Porque eso es lo que suele pasar con mis sentimientos: Están severamente dañados. 

Mi hermana suele decir que es porque no tengo inteligencia emocional (por ponerle un nombre a algo que me ha pasado durante años), a veces yo lo atribuyo a mi Asperger y otras veces asumo que es por la poca o nula cantidad de amor sano en mi entorno cercano. Pero vaya usted a saber.

Lo que sí me ha ayudado esta experiencia es en avanzar en algunas cosas a las que le tenía miedo (expresar mis sentimientos no es una de ellas).

  • Me dedico más tiempo y cuidado a mí misma.
  • Ya compro cosas en línea.
  • Empecé a leer "La vaca púrpura".
  • Estoy iniciando el proceso de independizarme
  • Me he abierto a nuevas experiencias.
  • Estoy empezando a ser más cautelosa con mis sentimientos
Aún así, siempre viene el pensamiento nocivo de que claro que me gustaría tener a alguien a mi lado, compartiendo, creciendo juntos y siendo un equipo en las altas y en las bajas. 

¿Es qué es tanto mi miedo a confiar mi alma y fragilidad a alguien más? Me es difícil expresar mis sentimientos, y es cuando regresan mis pensamientos sobre él. Claro que lo extraño, claro que me arrepiento de lo sucedido.

Pero era necesario, porque a la larga, si hubiese insistido, la situación hubiese terminado peor de lo que terminó, o quizá no. Pero es algo que no me hace ningún bien saberlo y es mejor dejarlo en incógnita.

Primero tengo que seguir trabajando en mi relación conmigo mismo, ver qué tal me caigo y de ahí compartir esta relación con alguien más. Solo el tiempo dirá si estoy lista para por fin encontrar a ese compañero que tanto anhelo y que tan nocivamente alejo de mi destino. 

No es que me dé miedo estar sola, al contrario: Me aterra estar acompañada, pero al mismo tiempo me da pavor no conocer lo que es amar a alguien. 

Se supone que el amor no debe lastimar ¿Verdad? ¿Por qué entonces sufro tanto? Creo que ver a un psicólogo también ayudaría.

Un paso a la vez, Melina, un paso a la vez. Ya llevamos una buena parte del camino recorrido.

Y a ti, mi vida, si alguna vez por capricho o indulto del destino llegas a leer esto. Sigo lidiando con las consecuencias, pero no me arrepiento de nada (aunque a veces sí lo haga).

Y usted, querido y paciente lector, espero encuentre interesante este debate enfermo de mi mente vs mi inteligencia emocional.

¡Nos vemos!