martes, 29 de enero de 2019

La caja de cristal

Desde que recuerdo, siempre he tenido el deseo raro de que no quiero que nada malo le pase a las personas que me importan. Ya sea que los aprecie, los quiera o que las ame. Siempre tengo el deseo de tener el poder de impedir que ninguna tristeza ni ningún infortunio les afecte.

Es un deseo un tanto malsano, porque al final de cuentas, me viene a la mente esa frase que mencionan en "Buscando a Nemo" (un poco tonto pero en serio es una frase de gran sabiduría) "Si insistes en que no le pase nada, nada pasará con él". Esta frase la menciona Dory cuando Marlin menciona que siempre debe protegerlo para que nada le pase a Nemo.

¿A qué voy con esto? Hace meses que ya no me preocupaba por nadie; la persona que más importaba en el mundo cada día me hacía más daño y decidí que era tiempo de soltarlo. 
Y para agregar, ya había pasado bastante tiempo que las decisiones de mi familia habían mermado cualquier instinto de protección de parte mía.

Pero gente va y gente viene... Con el andar de estos meses, conocí algunas personas que han reconectado ese aspecto de mí.

Yo no soy la persona más cursi del mundo, ni la más detallista, pero hay gente que se ha enraizado tanto en mi corazón que ya han entrado ao caja de cristal imaginaria: en esa caja donde nada malo les pasaría, nunca sufrirían y todo lo bueno llegaría a su vida.

Sé que mi concepto del amor y del cariño está mal; yo soy de las románticas enfermas que piensan que el amor es sufrir y que el amor es abnegado: No ves por ti, ves por la seguridad y felicidad de esa persona; por la plenitud de los que quieres; todos los esfuerzo y acciones que emprendes es para que los que amas estén bien; tú no importas. Y eso no está bien.

Hoy en día, freno mucho esos instintos, pero la caja de cristal sigue ahí: En donde imaginariamente meto a las personas que quiero para que no sufran; donde me frustro tanto por no ser capaz de evitar que lo malo llegue a sus vidas. 

Pero si a ellos no les pasara nada... Nada pasaría con ellos ¿No es así? Las situaciones forjan a las personas. Y tu instinto abnegado del amor te dice que ellos deben pasar por esto para ser felices... y si ellos son felices, tú lo serás.

.-Nos vemos en la siguiente entrada


jueves, 10 de enero de 2019

Reparaciones

Hace más de un año que no escribo, pero estos últimos días siento que le hace falta mucho a mi alma sacar muchas cosas y ponerlas en orden a través de la palabra escrita. 
Dejando fluir las letras como una hemorragia sanadora; sin que nadie se burle de lo que diga o no me deje terminar la idea que intento expresar. En pocas palabras, a mi alma le hace falta blog.

¿Por dónde debo de comenzar? Bueno, diciembre del 2017 fue un pésimo mes para mí,y los dos primeros meses del 2018 no fueron tan llevaderos. Tenía el alma destrozada y la confianza en mí misma prácticamente había terminado de desaparecer, me la pasé pensando en que no era buena para absolutamente nada. El pedestal era un lugar horrible para estar y conforme pasaban los días, más estrecho se hacía.

Hasta que marzo llegó y debo agradecer que no sé qué sería de mí en estos momentos de mí sin las amistades que tengo, las personas que decidieron quedarse a mi lado y tenerle paciencia a este desastre de persona que soy yo.

2018 fue un año para terminar (realmente terminar) ciertos ciclos, estaba tan empesinada en demostrarles a las personas que me habían lastimado que era feliz que me olvidé de realmente serlo. La venganza me estaba consumiendo tanto que eché a perder las oportunidades que tuve y el perder tantas cosas al mismo tiempo me hizo reaccionar de manera muy arbitraria, irracional e inmadura

Hay ciclos... y círculos viciosos; gracias a una muy difícil decisión (y a un hartazgo de seis años) lo terminé. Tenía que empezar a darme un valor que nadie más me iba a dar, porque a veces, no importa cuántas veces alguien te diga que eres especial... porque a veces sólo lo dicen para generar en ti un apego, para que estés a su lado subiéndoles el ánimo, sin darte el valor que realmente mereces. 

Fue difícil, Dios sabe que fué difícil tomar la decisión; y como todo vicio, sufrí un terrible síndrome de abstinencia. Pero, gente se va... y gente viene; y llegan de manera tan contundente que sacuden y derrumban ciertas paredes que debían ser demolidas; y aunque te den una buena zarandeada y un regaño marca Apocalipsis, sabes que lo hacen porque creen en ti. Porque ven esas cosas raras que te hacen ser tú y que tú misma habías olvidado. 

Claro, a veces los hartas (porque los hartas), pero están ahí, ayudándote a avanzar y para darte una buena dosis de realidad en caso de que el retroceso resulte muy tentador.

¿Recuerdan la parte de no creer en
mí misma? Bueno, a veces surgen oportunidades que te ayudan a recobrar esa fe que uno debe de tener en sí mismo, y recuerdas que eres buena para hacee ciertas cosas, cosas mejores de las que hacías. Cuando me percaté de ello, recordé unas palabras muy sabias: "¿Y si realmente no estás hecha para esto? ¿Qué tal si estás hecha para hacer algo mejor? No insistas en encajar. Eres Melina, qué mejor que eso, eres lista, sabes muchas cosas, eres fría, eres carismática y tienes actitud. No llores porque no puedes ser esto, eres Melina y que dicha de que lo seas". 

Debo de admitir que fuí una malagradecida al no creer en esas palabras en su momento, pero al final, como todo, esas palabras encajaron en mí en el tiempo correcto. Hoy sé que quizá no sea la mejor Community Manager del mundo, pero soy una gran comunicóloga, soy creativa, soy responsable y soy muy inteligente. Soy Melina, y no hay nada mejor que ello.

Claro que hay muchas cosas en las que debo de trabajar: Sigo teniendo un temperamento del asco, debo seguir trabajando en las cosas qie debo callar y cuáles sí expresar, y sobre todo: Debo creer más en mí misma. 

También debo de entender que algunas cosas no hay que tomarsélas tan en serio y que estar tensa todo el tiempo tratando de resolver los problemas de los demás no me va a traer nada bueno.

Pero.. Al final de cuentas, seguimos trabajando en las reparaciones ¿No? De primera instancia ya dejamos el pedestal, ese lugar tan dañino ha sido derrumbado para bien. Y espero nunca querer estar en el. Falta mucho por reparar, pero ese es el encanto de la vida. 

.-Nos vemos en la siguiente entrada

Melina.
 (Ya saben que nunca puede faltar el soundtrack de la entrada 😉)